29 agosto 2016

Mi cuervo favorito

De entre todas las aves, hay una que ha llamado mi atención:

Tiene una risa estrepitosa que contagia a aquel que esté a su alrededor. Si la miras a los ojos es inevitable que te sumerjas en un suave vacío y vas cayendo dormido cobijado por un destello de luz.

Los domingos se le puede encontrar en lo profundo del bosque coqueteándole a la muerte. Le explica que aún no puede irse pues es maestra de un montón de almas lozanas, ávidas de conocimiento y con poco control.  La reina del inframundo queda embelesada por la franqueza de su alada amiga, se acomoda su elegante traje sastre y no hace más que agachar la cabeza para pedirle que le cuente un cuento, una historia fallida de amor.

Al terminar el relato,  el ave toma sus pinceles más bonitos y se encarga de pintar de negro el cielo cuando el sol ya sucumbió.

Se trata de mi cuervo favorito, a veces triste, a veces inquieto. Es tan bueno que da posada en su hogar a otras aves desvalidas pero está agotado y ya no puede, sólo quiere descansar. Mientras encuentra la solución, se alivia dibujando autorretratos y personajes misteriosos del más allá.

Sí, mi cuervo favorito, tan grandioso como siniestro. Me gusta admirarlo desde lejos para no interrumpir su actividad pero él no sabe que siempre le pienso, le respeto y si me permite acercarme le tomo entre mis manos y lo llevo junto a mi corazón, con cada caricia a su brillante plumaje le digo lo mucho que lo cuido, lo mucho que le quiero.

08 agosto 2016

Ce (uno)

Para C. Garibay


No debería haber confusión en cuanto a seres humanos se refiere,
Hay paradojas que se hospedan en el primer cuerpo que encuentran:
Lo que se ve no se juzga pero lo que era ya no es.

¿Cómo te llamas? ¿Sabes quién eres?
La razón exige un costal de explicaciones que aplastan el encanto
Censuran todo rastro del misterio universal.

Para mí el asunto se resume a un sonido: CE
Fácil de pronunciar, de recordar
Como el ce “uno” en náhuatl, el primero, el origen de la creación

Ella o él, cambio...paciencia
“Ce” no se lo cuestiona, “Ce” está presente
Porque lo que es ahora, probablemente dejará de ser.

06 agosto 2016

Fragmentos...

Siento de nuevo el poder de la palabra. Recorre mi cuerpo en un trayecto que comienza en la cabeza y baja por mi columna, da vuelta en mi  vientre pasando por mi estómago, mi pecho, mi garganta y finalmente sale por la boca o en dado caso por las manos.

Las historias han estado ahí (así como los factores que me inspiran a crear), sólo que estaban asustadas.

Esta vez dejo por aquí el fragmento de un cuento recién salido del horno: Conejo-jaguar. 


"Su mente le pedía que corriera pero pese al miedo el cuerpo no le respondió. En sus pupilas se reflejaba un ritual casi chamánico: gritos, giros triples, música guapachosa, brindis por doquier. Entonces Tochtli sintió por primera vez una extraña sensación en su corazón, éste le latía a la par de la cumbia y ambas piernas se movían como nunca antes lo habían hecho. -¿Qué es esto que siento? ¿Qué me pasa?- se dijo sacudiendo los hombros...


...después de aquel alucinante suceso Tochtli no volvió a ser el mismo, trabajaba casi por inercia y parecía como ido. En su mente se repetía una y otra vez esa escena donde Gran Jaguar caminaba entre sus congéneres, tan altivo y seductor. Se acercó a la primera hembra que encontró, la tomó de la cintura y comenzó  con el movimiento de sus patas, parecía flotar y en el suelo se reflejaba una sombra con formas demoníacas, luego otra hembra y una más, tres al mismo tiempo. ¡Qué cadencia en las caderas! ¡Qué manera de ..."