14 febrero 2014

Bárbara del Campo

Un miércoles del mes de febrero, la Barbie sirena me externo la incorformidad que vivía en ese momento. Dijo que se sentía sola y arrumbada, que era obvio que como yo ya no era niña me hubiese olvidado por completo de ella, pero además cargaba con cierta tristeza porque dejó de ser la preferida pues ahora una muñeca de trapo de esas que venden las Marías, había pasado a ocupar su lugar en la cama.

Respondí que no la había olvidado a propósito, la prueba era que aun la conservaba y respecto a la muñeca de trapo, pues tenía un fuerte valor sentimental porque me la regaló mamá

¡También fui un regalo de tu madre!, gritó. La tomé en mis brazos y le dije que en su momento la amé y la disfruté tanto o más que a la pequeña "trenzuda", pues pasé horas imaginando, jugando ya que ella fue mi única amiga en mis momentos de enfermedad y aislamiento del mundo.

Sin perder la sonrisa de oreja a oreja, su voz se quebró y dijo que sabía cuanto la amé. El trasfondo del asunto era de un tinte más existencialista.

Se sentía mal por haber sido creada como un símbolo sexual, por haber sido fabricada a granel, pues siempre anheló ser maquilada con el calor de esas manos ajadas y sabias que cosen puntada a puntada a las inocentes muñequitas de trapo. Hubiera dado todas sus joyas y su ropa de diseñador, daría lo que fuera por una batita o un huipil, daría todo por no haber salido de una fría fábrica ni de frío plástico

Por primera vez la Barbie sirena tomó conciencia de su ser, de su repetible ser y quiso ser única, pues era preferible ser una en un millón y no ser la número mil millones.

Me conmovió su confesión y me dispuse a hacerle un regalo.

Lo primero fue darle un buen baño, como en los viejos tiempos; lavar bien los pómulos y su abundante cabellera rubia. La coloqué en la cama para que descansara un poco y para que secara el adhesivo que ahora aseguraba su cabeza que estuvo a punto de romperse.

Mientras, tomé un pedazo de manta y con todo el amor del mundo confeccioné el hupil bordado a mano con color violeta que es el color de dios, un poco de azul turquesa como el cielo de sus ojos y en el centro un peyote rodeado por estrellas.

Al ponérselo quedó maravillada, tan libre de usar ropas ajustadas; pero algo hacía falta. En esencia seguía siendo una barbie y dicen por ahí que hay que recordar de dónde venimos para saber a dónde vamos. Una barbie no es barbie si no tiene accesorios.

Para evitar frivolidades le obsequié una bolsita tejida a mano por artesanos de Oaxaca para que guarde en ella sus pensamientos más puros. Además cuenta con un rebozo para cuando haga frío y lleva siempre un jarro de barro también oaxaqueño para que ella y su nueva comadre (la María muñeca de trapo) se vayan a tomar unos pulques en los días de calor.

No podían faltar unas cómodas botitas de cuero hechas en León, Guanajuato para las largas caminatas en el campo y de prendedor una enorme flor deteniendo su cabello. Me dijo que le tejiera dos trenzas para sentirse completamente a gusto.

Como ha tenido la capacidad de cambiar de oficio, profesión o actividad prefirió algo más simple y sencillo, eligió llamarse Bárbara del campo, aunque cuando escuchaba el son jarocho o música norteña se sentía Bárbara Guapachosa, que por lo regular (y en compañía de la comadre) terminaba por transformarse en Bárbara Pulcatas.

Y así fue como la Barbie Sirena dejo de ser lo que era. Si la vez, pudiera parecer que tiene el mismo rostro, sin embargo le brillan más los ojos...ahora la sonrisa tiene un motivo, es sincera.



Bolsita y jarrón del estado de Oaxaca
Zapatos de León, Guanajuato
Hupil confeccionado por Mariana Samsa



2 comentarios:

  1. Tu diseño es tan creativo que es digno de que lo tomen como comercial.

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    1. jajaja la verdad no quisiera eso...ya me imagino a Mattel metiendo mano y modificando todo el vestuario: vestido totalmente entallado y botas con tacones altísimos...las bolsas de palma y los jarrones no están de moda :/
      Barbie perdería a su única amiga...mejor que se quede así, siendo única.
      Gracias por la visita

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