07 junio 2017

La traficante de carne

Los sábados por la mañana, la abuela Virginia metía en su chiquihuite entre 20 y 25 kg de carne de puerco fresca. Tomaba el tren en Ayapango para dirigirse a San Lázaro y cuando el garrotero o el cobrador le preguntaba qué era lo que transportaba porque estaba muy pesado, ella destapaba su carga y decía "traigo tortillas" , pues como en ese entonces estaba prohibido viajar con carne, ella la tapaba con tortillas, en ocasiones con nopales para que la dejaran pasar.


Ya en México vendía rápidamente la cotizada carne en un mercado en la calle de Hortelanos (col. Morelos), y posteriormente se dirigía a la Merced a comprar verduras y frutas que no habían en su pueblo y regresar el domingo cargada de alimento para sus hijos.



Así la vida de la abuela revolucionaria pasó entre comercio y trueque, viajando con sus pies descalzos entre la ciudad, Ameca, Ozumba y Pahuacán.

La traficante de carne
amuleto-luna
Acrílico/opalina
2017

3 comentarios:

  1. Me gusta la historia.
    Que astuta esa abuela para burlar esa prohibición. Y podía comprar comida para sus hijos.
    Bien el dibujo

    Que bueno que sigas activa con tu blog.
    Saludos.

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  2. Hola. Me ha gustado mucho la historia de la abuela Virginia. Concuerdo en que era muy astuta en su forma de esconder la carne.

    Y el dibujo/pintura ha quedado muy bonito. Me gustan cómo han quedado los ojos y también el detalle de los nopalitos en la mano izquierda.

    Saludos, que tengas excelente día.

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