El baile callejero no se aprende en la academia. Se adquiere pericia con cada pisada que roza el asfalto mientras se es cubierto por el manto de la noche.
Los "bailadores" iluminan con destellos la pista y de pronto salen las quimeras formando corros donde el tiempo se detiene y el viento hace pausa para dar paso al eco del amo y señor "sonidero".
No lo puede hacer cualquiera: se maman los pasos, los giros, los saltos. Es legado familiar o de los amigos, cada uno con su propio estilo.
Puede que se aprenda en la escuela, pero el verdadero baile callejero es herencia de madre calle, padre barrio. Herencia local.
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