Siento de nuevo el poder de la palabra. Recorre mi cuerpo en un trayecto que comienza en la cabeza y baja por mi columna, da vuelta en mi vientre pasando por mi estómago, mi pecho, mi garganta y finalmente sale por la boca o en dado caso por las manos.
Las historias han estado ahí (así como los factores que me inspiran a crear), sólo que estaban asustadas.
Esta vez dejo por aquí el fragmento de un cuento recién salido del horno: Conejo-jaguar.
"Su mente le pedía que corriera
pero pese al miedo el cuerpo no le respondió. En sus pupilas se reflejaba un
ritual casi chamánico: gritos, giros triples, música guapachosa, brindis por
doquier. Entonces Tochtli sintió por primera vez una extraña sensación en su
corazón, éste le latía a la par de la cumbia y ambas piernas se movían como
nunca antes lo habían hecho. -¿Qué es esto que siento? ¿Qué me pasa?- se dijo
sacudiendo los hombros...
...después de aquel alucinante
suceso Tochtli no volvió a ser el mismo, trabajaba casi por inercia y parecía
como ido. En su mente se repetía una y otra vez esa escena donde Gran Jaguar caminaba
entre sus congéneres, tan altivo y seductor. Se acercó a la primera hembra que
encontró, la tomó de la cintura y comenzó
con el movimiento de sus patas, parecía flotar y en el suelo se
reflejaba una sombra con formas demoníacas, luego otra hembra y una más, tres
al mismo tiempo. ¡Qué cadencia en las caderas! ¡Qué manera de ..."
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Si hay la necesidad...DESEMBUCHA!