Hace un rato escribiendo la resignificación de mi historia de vida, me puse a pensar en mis 27 años. ¿Realmente es el tiempo que he ocupado en este gran espectáculo? ¿desde qué momento existo? y de repente, como un rayo que baja del cielo se iluminó mi cabezota teniendo la siguiente revelación:
Hablando en un plano físico, mi vida no inicia con la fecha de mi nacimiento pues yo habitaba meses antes en el vientre de mamá; sin embargo ya existía en sus células, y también en las de papá, siempre estuve ahí.
Soy la suma de las edades de ambos, y si nos vamos más atrás también soy la extensión de los abuelos, bisabuelos y así sucesivamente.
Entonces se podría decir que tengo la edad del primer ser humano, del primer ser vivo. La edad del viento, del agua...de esta tierra.
De la galaxia. ¡Yo tengo la edad del universo! (soy infinita)
Por lo tanto mi mente es la suma de todas las mentes que he sido antes y que seré, soy todo el conocimiento adquirido, aunque no lo recuerdo.
Y mi espíritu es energía eterna.... Como todo lo que existe.
Parecería tonto pero a veces es tan difícil entender que somos parte del origen, de esa cosa grande que no tiene explicación. Y vino a mí ese bonito proverbio sudafricano que dice
YO SOY PORQUE NOSOTROS SOMOS
Ahora sí, ya podré dormir.