Debe usted saber que del lugar de donde vengo casi todo lo que sea vida nos asusta, demasiado viento asfixia, mucho sol da cancer y mucha agua oxida...
Todo aquello que se arrastre es aniquilado ipso facto, y es que somo tan vulnerables; con decirle que hasta el hombre busca matar otros hombres. Además el enredado sistema mediatico nos dice que hay que estar alerta del menor movimiento, llamada y aliento.
No fue mi intención cacharlo en la intromisión, pero al verlo pegado en el techo casi me muero en mi lecho. Bajo la luz de la linterna parecía tan grande y feroz. Creí que caminaria directamente sobre mí y se dejaría caer sobre mi aterrado rostro para inyectarme veneno de su aguijón.
Le ruego, tenga la bondad de otrorgarme el perdón, no era mi intención querer matarlo.
Usted tan impacible, tal vez tomando una siesta. Me alegro de que no quedara atrapado entre las cerdas de la escoba y se haya refugiado en la oscuridad de la noche más asustado que yo.
Perdoneme, perdoneme, perdoneme...soy tan citadina que hasta tengo miedo de mi sombra.
Si usted me disculpa, haga favor de aceptar una cordial invitación a tomar un poco de jopo refrescante, es lo menos que puedo hacer ante tal osadia de querer arrancarle la vida en tan indebido instante.
Atte.
Mariana Samsa